¡Prepárense para las carcajadas (nerviosas), porque **Pixar**, esa fábrica de lágrimas y taquillazos, nos ha vuelto a dar de qué hablar. Después de un año de gloriosa resurrección con *Inside Out 2*, que nos hizo creer que todo estaba bien en el universo de los sentimientos animados, ha llegado *Elio* para recordarnos que hasta las estrellas más brillantes pueden tropezar con una alfombra roja. Y no cualquier tropiezo, amigos, sino uno digno de un meme catastrófico.
Recordemos, hace no mucho, se hablaba de la turbulenta producción de *Kung Fu Panda 4* de DreamWorks bajo la batuta de Mike Mitchell. Esa película, con críticas mediocres, se hizo de oro en taquilla. Como si el universo animado tuviera un sentido del humor retorcido, este año **Pixar**, en un movimiento casi de autoconsciencia (o quizás de resignación), soltó discretamente su nueva película original: *Elio*. ¿Sería una liberación silenciosa? ¿Un intento de pasar desapercibidos? Sea como fuere, el tiro les salió por la culata, y el **desastre de taquilla de Elio** no ha tardado en confirmar las peores sospechas.
Desde su debut con un fin de semana de estreno de mínimos históricos, los susurros se convirtieron en gritos. Gente que afirmaba haber trabajado en el proyecto se chivó a The Hollywood Reporter, desvelando el caos que se cocía tras las escenas. Y ahora, con su carrera cinematográfica llegando a un final digno de un drama griego, *Elio* se perfila para ser uno de los **mayores fracasos de la historia de Pixar**. Agárrense los cinturones, que la cosa se pone interesante.
Los números hablan por sí solos, y son más fríos que un abrazo de un muñeco de nieve en verano. *Elio* ha recaudado unos míseros $130 millones en todo el mundo, contra un presupuesto que, según los chismosos de la industria, podría rondar los $200 millones. Sí, han leído bien. Un agujero negro financiero que ni el espacio exterior de la película puede explicar. Y aquí viene el golpe de sarcasmo: este es un presupuesto «estándar» para **Pixar**. Parece que la compañía no ha aprendido la lección y no ha reducido su gasto, a pesar de que la industria del cine ha cambiado más en los últimos cinco años que la voz de un adolescente. Mientras que sus competidores se aprietan el cinturón, Pixar parece decir: «¡Gastamos porque podemos!».
Para ponerlo en perspectiva, *Kung Fu Panda 4* –sí, la del panda que hace piruetas– se produjo con unos módicos $80 millones y se embolsó la friolera de $550 millones a nivel mundial. Mientras tanto, *Elio* se arrastra por el mismo fango económico que *Soul*, otra joya de Pixar que ni siquiera vio la luz en los cines de Estados Unidos y apenas fue exhibida en el extranjero. Recordamos esa época pandémica en la que varias películas del estudio fueron directamente a Disney+, resultando en pérdidas millonarias y despidos masivos. Parecía que la pesadilla había terminado.
El año pasado, de hecho, la nube negra se disipó y el sol brilló con *Inside Out 2*. La película recaudó casi $1.7 mil millones a nivel mundial, y durante meses, fue la película animada más taquillera de la historia. Aunque luego fue superada por el mega-hit chino *Ne Zha 2*, el gran regreso de **Pixar** parecía haberse consumado con éxito. Hasta que *Elio* apareció en escena, cual mosca en la sopa de la victoria.
THR citó a informantes que describieron la producción de la película como «catastrófica». No es solo una palabra, es una obra de arte. Dijeron que el estudio quería restar importancia a los temas **LGBTQ+** de la película, imponiendo cambios que llevaron a la partida del director original, Adrian Molina. Fue reemplazado por Madeline Sharafian y Domee Shi. Parece que en la búsqueda de la «universalidad» se cargaron la visión, el director y, de paso, la taquilla. Una jugada maestra, sin duda.
### La Ironía del Éxito Crítico en un **Box Office Bomb**
Y aquí viene la parte más jugosa y ridícula de esta historia: a pesar de todos los dramas internos y las cifras que dan ganas de llorar (para los contables de Disney, claro), *Elio* debutó con críticas positivas. Sí, lo leen bien. ¡Positivas! Actualmente tiene un 82% en Rotten Tomatoes, donde el consenso de los críticos reza: «Impulsada por su tema de construcción de la autoestima, la última maravilla cósmica de **Pixar**, *Elio*, cuenta con un mundo fantástico de creaciones originales con un efecto deslumbrante».
Ross Bonaime, de Collider, incluso escribió en su crítica que la película es «prueba de que Pixar puede contar historias originales de una manera que llega a una audiencia más amplia». ¿Entonces qué pasó? ¿Acaso el público masivo decidió que ya tenía suficiente autoestima? ¿O simplemente la brillantez crítica no se tradujo en entradas porque la campaña de marketing fue tan discreta como un ninja en pijama? Es como invitar a una fiesta a la persona más interesante y carismática del mundo, pero olvidarse de enviar las invitaciones.
Ahora, con este «éxito» financiero bajo el brazo, el estudio ha dejado muy clara su visión para los próximos años. Además de más películas originales como *Hoppers* y *Gatto*, **Pixar** lanzará… ¡redoble de tambores!… *Toy Story 5*, *Coco 2* e *Incredibles 3*. Sí, han oído bien. Parece que la lección es: si una película original te hace perder millones, apuesta por las secuelas. Es la lógica de Hollywood en su máxima expresión: si algo funciona, exprímelo hasta la última gota. Si no funciona, también exprímelo hasta la última gota (pero de desesperación).
En fin, mientras el futuro de **Pixar** se debate entre la originalidad que nadie va a ver y las secuelas que ya conocemos, pueden ver *Elio* en los cines. O no. Quizás sea mejor esperar a que llegue a Disney+ y disfrutarla cómodamente desde casa, sin contribuir a engordar (o desengordar) las ya abultadas pérdidas de esta joyita.