Me quedé con mal sabor de boca. Muy mal sabor de boca. Pero eso fue con Star Wars: El Despertar de la Fuerza, ya que en vez de expandir la saga de una manera original, eligieron partir de la idea de complacer a las masas y básicamente hacer un reboot tomando partes significativas de Una Nueva Esperanza.
Rogue One: Una Historia de Star Wars es una chingonería en todos los aspectos. Eso se debe porque hicieron muy bien montones de cosas y la primera de ellas es honrar el trabajo de George Lucas, no intentar apartarse de él o simplemente plagiarlo (aunque decir «plagiar» es en teoría incorrecto).
En primer lugar tenemos la historia (de la cual no compartiré spoilers), la cual se sitúa con Jyn Erso (Felicity Jones) una mujer rebelde que tiene traumas significativos de la infancia, pues su padre es quien tendrá que ayudar al Imperio a construir su arma de destrucción masiva, lo quiera o no.
Jyn Erso es un personaje sumamente interesante porque no la presentan como la chingona de la historia, que sepa hacer de todo y que por casualidad del destino sepa usar la Fuerza. Ella es una chica endurecida por la vida y que en momentos de necesidad se sacrifica por descubrir la verdad pero más allá de eso lo hace por el bien colectivo.
Su historia se mezcla con la de Cassian Andor, interpretado a la perfección por Diego Luna (chingona su participación), quien es un líder de la Alianza/Rebelión que se forma para contrarrestar los esfuerzos de la dominación total del Imperio. Pero aquí lo interesante es que no es el típico héroe de acción que se las sabe de todas todas, no. Aquí es simplemente un hombre con un ideal que se lanza a cumplir su misión y esa es el fin del Imperio Galáctico a como dé lugar. Ha sacrificado todo por la Rebelión y su mayor motivo son traumas de la infancia.
Ambos personajes son muy similares, pero siempre distintos, y se complementan magníficamente durante toda la trama. Es una química muy especial la que hay entre ellos y simplemente funciona.
En el camino para descubrir los planes maléficos del Imperio se encuentran con el archi-villano del filme, el Director Krennic (Ben Mendelsohn), un hombre ambicioso que está encargado de la construcción de La Estrella de la Muerte y que finalmente prueba que lo más difícil a vencer es la misma naturaleza humana.
También hay algunos personajes secundarios muy importantes siendo el más destacado K2SO (voz de Alan Tudyk), un robot Imperial reprogramado (seguramente por Cassian) para servir a la Rebelión. Sus escenas son de lo mejor que hay en todo el filme. Chirrut Îmwe y Baze Malbus (Donnie Yen y Wen Jiang) hacen una excelente mancuerna, el primero siendo un fiel devoto de la Fuerza y el segundo un fiel devoto de Chirrut. Dan ambos una fuerte muestra de lo que es la fe bien entendida.
Esta es básicamente una película de personajes movida por una trama fantástica y más bien conocida. Me atrevo a decir que complementa a la perfección el resto de los Episodios de Star Wars sin interferir de ninguna manera. Es más bien una transición orgánica y, aunque suene bastante audaz, hace que toda la saga tenga cohesión. También me atrevo a decir que es el mejor filme de Star Wars hasta la fecha (sin tomar en cuenta la trilogía original).
He recuperado la fe en Star Wars, sólo espero que no nos decepcionen con Episodio VIII, pues las bases que dejó J.J. Abrams podrán parecer bien construidas pero se sostienen con alfileres, esto por la obvia rápidez con la que se desarrolló el proyecto. Si le hubieran dado un año más, igual y habría sido algo increíble.
Pero bueno, lo pasado pasado está. Rogue One: Una Historia de Star Wars es la muestra de que se pueden hacer grandes cosas y seguir expandiendo este fascinante universo. Mi única queja: el uso de cierto personaje hecho por computadora que realmente distrae. Quise con todas mis fuerzas creer que estaba allí realmente pero… ¿qué no podrían mejor haber hecho un nuevo casting? Hubiese sido mejor.
Te recomiendo completamente Rogue One: Una Historia de Star Wars. Es de las mejores películas que han salido este año y seguro estará en mi Top 10.