Una de las películas que más había esperado para este año fue Elysium, la nueva obra de ciencia ficción presentada por Neil Blomkamp. La espera valió la pena pues ha logrado hacer una de las mejores cintas con mensaje político y social de este año.
Pero además de eso Elysium habla de un mensaje mucho más profundo y que tiene que ver con el bien común entre los hombres. ¿Cómo es posible que una persona que se desarrolla dentro de un ambiente infestado de maldad pueda salir bien librado? La única respuesta posible es que la vida lo lleva a generar consciencia o a la muerte. Es todo tan claro, ¿qué harías si estuvieras a punto de morir? ¿Qué dejas como legado?
Aquí conocemos a Max (interpretado por Matt Damon), el protagonista que trata de redimirse tras una vida de excesos. Su infancia pintaba tan bien, no lo tenía todo, pero si lo necesario para poder vivir… Pero la ambición lo arrastra a ser ladrón, cometer crímenes y ser uno de los malos, tanto así que termina en la cárcel. Todo por un sueño que piensa que es inalcanzable: Elysium.
Elysium en pocas palabras es el paraíso que se construyeron los ricos para abandonar la Tierra después de que está cayó en la decadencia extrema. En Elysium se vive una vida idílica, los alimentos no escasean y las enfermedades han sido erradicadas en su totalidad. Es la tierra prometida en las estrellas.
Max después de todo lo que ha vivido decide que no más, y entonces comienza a tener un trabajo mal pagado, en el que explotan a los trabajadores. Vemos la opresión del sistema en contra de la clase obrera. Pero Max se lo come todo, no quiere tener problemas… Pero los problemas lo encuentran. Es ahí cuando se ve inmiscuido en una situación que lo llevará al extremo y tendrá que regresar a su pasado y enfrentarlo para salvar su vida.
Otro aspecto sumamente interesante es que Max es una persona muy egoísta, todo lo hace para él sin importarle los demás. Esto no le deja nada bueno, pues lo sume de un hoyo a otro todavía más profundo… Quien ayuda a que Max recapacite es Frey (Alice Braga) una amiga que ha conocido desde siempre y que tiene una hija con cáncer.
Al final el cambio que sufre Max… Wow! Hasta dan ganas de llorar. Solo por ver el camino de transformación del protagonista esta cinta vale su peso en oro.
Pero Elysium también se destaca por algo muy importante en toda cinta de ciencia ficción: Los efectos visuales. Todo lo que se ve en pantalla, desde las armas, las naves, explosiones y la estación espacial se ve fantástico. Es de esas pocas películas en las que no se distingue si lo que ves es un efecto práctico o hecho por computadora.
Para finalizar quiero mencionar que el personaje de Sharlto Copley es fantástico, tiene un toque de locura que lo hace un villano bastante amenazador. También Jodie Foster logra hacer que la audiencia la odie lo cual es muy bueno porque también es una gran villana. Diego Luna, nuestro co-nacional, también tiene una buena actuación.
Les recomiendo sin lugar a dudas Elysium, si les gustan las películas bien pensadas y cuidadas en cada pequeño aspecto de la producción, esta es la cinta que tienen que ver. Me encantó!
Las películas occidentales generalmente están cargadas de propaganda política que pretenden vendernos como verdad. Esta en particular lo hace de la manera más descarada, y me sorprende que casi nadie (o tal vez nadie) lo comente.
El mensaje está claro desde que se presenta la premisa en los primeros minutos: la gente rica vive en una estación espacial mientras que la gente pobre vive en la Tierra; la gente de la estación habla inglés o francés mientras que cualquiera que hable español sigue en la Tierra; en la estación nos presentan gente rubia pero limpia mientras que en la Tierra la población es morena pero vive en la inmundicia. Aquí sabemos que en América también hay gente rubia, pero para la pobre gente de occidente las cosas son simplificadas al extremo: piel blanca en occidente, piel morena en América (ah, perdón, «Latinoamérica» porque ahora la gente occidental se cree americana).
No es de extrañar que las escenas de la Tierra hayan sido filmadas en México. Y no porque en occidente no existan zonas marginadas y polvorientas, sino porque quienes hicieron esta película se frotaban las manos para anunciar a los cuatro vientos que, para filmar un Los Ángeles sucio y decadente, tuvieron que empacar su equipo de filmación y trasladarse fuera de su país.